lunes, 7 de enero de 2013

Zero Dark Thirty o un acto de propaganda

No es un secreto para nadie la controversia que ha desatado la película Zero Dark Thirty. Para un gran número de espectadores, periodistas y críticos la película justifica la tortura, ya que puede llevar la audiencia a creer que el nombre del mensajero de Bin Laden fue obtenido tras haber torturado a un prisionero. Esto es problemático por varias razones: la tortura es injustificable, ninguna información obtenida a través de la tortura sirvió de nada, y el creerlo, o sugerirlo, es ser víctima, o peor, instrumento de la propaganda de la administración Bush. 

En Zero Dark Thirty Ammar es torturado brutalmente. No se le da de comer, se le golpea, se le encadena, no se le deja dormir, se le mete en una caja mucho más pequeña que su cuerpo, y se le echa agua por boca y nariz hasta el punto de que se está ahogando. El mostrar estas escenas en sí, no me parece objetable, porque sabemos que se hizo esto y mucho más. Por el contrario, creo que es bueno que la gente vea lo que verdaderamente significa el eufemismo "técnicas de interrogación extremas." El problema es el uso que hace la directora de estas escenas, y cómo pueden sugerir la conexión entre la tortura y la captura de Osama Bin Laden.

Ammar llega a un punto en que da la información que se le pide porque la tortura es insoportable. Después de que dice algo, se le da una bebida anaranjada y algún tipo de golosinas. Unos años más tarde, lo vemos lleno de cicatrices, producto del abuso que ha sufrido, pero se nota que ya está cooperando con los agentes. Se le ve comiendo una comida más o menos decente, y el oficial hasta le ofrece un cigarrillo. Sin embargo, al pedirle información, éste  guarda silencio, pero acto seguido, el oficial lo amenaza con torturarlo, y  Ammar habla inmediatamente. Es obvio el efecto que ha tenido la tortura en él. La escena implica que la tortura ha dado resultados.

Ammar les dice que Abu Ahmed al-Kuwaiti llevaba mensajes entre Bin Laden y Abu Faraj al-Labbi. Es precisamente esta información la que los llevará a dar con el verdadero nombre del mensajero, y finalmente con el mismo Bin Laden. El espectador abusado entiende perfectamente que la resistencia de Ammar ha sido hecha trizas a través de la intensa tortura.Y es aquí, precisamente, donde radica el problema que surge con Zero Dark Thirty. Si Ammar no hubiera sido torturado, Maya no habría obtenido la pieza que resolverá el rompecabezas Bin Laden. 

Esa es la premisa en la que se basa Maya y sobre la que se construye la narrativa de Zero Dark Thirty. La audiencia puede deducir, entonces, que si no hubiera sido por la tortura que sufrió Ammar, no se habría obtenido tan importante información. Y sin esta información,  nunca se habría encontrado a Bin Laden. Sin embargo, esta premisa es falsa. Ninguna información obtenida mediante tortura llevó, en lo absoluto, al mensajero de Bin Laden, ni a nada. Esa  implicación es lo que hace de Zero Dark Thirty un repetidor de la propaganda de la administración Bush. 

Bigelow no refleja el hecho de que la tortura fracasó, sino que se hace eco de la propaganda usada en los años más negros de la Guerra contra el Terrorismo. Es sumamente perturbador que Zero Dark Thirty sugiera, siquiera, que la tortura fue eficaz en obtener información. Para cuando se filmó la película, ya se había demostrado en más de una ocasión que la tortura no arrojó información válida, como argüía la administración Bush. ¿Cómo pudo Bigelow cometer tamaño "error"? ¿Fue un error? Personalmente, lo dudo.

Bigelow se jacta de contar una historia basada en el recuento de los hechos de fuentes primarias, pero arma el argumento de la película sobre una premisa falsa. Bigelow hizo todo lo posible por crear en la audiencia la ilusión de que estábamos ante información fidedigna, la película tiene un aire quiere ser cuasi documental –usa audios reales de las torres gemelas, incorpora vídeos reales de ataques terroristas en Pakistán, Arabia Saudí, London y en una base militar en Afganistán. Es decir, Bigelow no se embarca a dar su versión de los hechos, sino una auto-definida versión fidedigna de ellos. Por lo tanto, al no establecer que la tortura no sirvió de nada -además de ser inmoral-, y mucho peor, al usar información que se ha demostrado es falsa, se posiciona entre los propagandistas de la tortura, lo haya tenido claro o no.  

2 comentarios:

  1. No era mi intención ver esta película. Desde antes de su estreno me predispuse a verla por las cosas que leí u oí. No me gusta eso de películas con el fin de alabar el imperio así por así. Y tratándose de lo que se trata esta se vislumbraba como tal.

    Pero esta entrada me ha puesto curioso. Veré el film y entonces diré en otro comentario lo que opino.

    Un placer el que tengas el poder de provocar estas cosas.

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué decir? No creo en la censura. Es necesario ver todo lo que se va a criticar. No se vale emitir juicios sin documentarse. En fin, espero que no te revuelva el estómago tanto como a mí. Literalmente, salí con náuseas del teatro.

    Gracias por leer,
    Soni

    ResponderEliminar